Depilación con pinzas vs depilación láser: cuando la rutina cansar

19/12/2025 Publicado por: Marketing Cela

En Clínica Cela hay una frase que escuchamos mucho, casi a diario: “Siempre me depilo igual… pero ya no quiero seguir así”.

Y muchas veces, cuando empezamos a conversar, todo parte desde el mismo lugar: la depilación con pinzas. Ese método que todos conocemos, que parece simple, rápido y controlable, pero que con el tiempo empieza a generar más cansancio que soluciones.

Porque la depilación, aunque no siempre lo digamos en voz alta, tiene una carga emocional. Rutina, incomodidad, apuro, piel sensible. Y cuando eso se repite por años, algo empieza a hacer ruido.

 

La depilación con pinzas: lo familiar, lo inmediato

La depilación con pinzas es probablemente uno de los métodos más usados para zonas pequeñas. Es accesible, no requiere preparación y da una sensación inmediata de orden. Ves el vello, lo sacas, sigues con tu día.

El problema es que la depilación con pinzas funciona solo en la superficie. El vello desaparece, sí, pero la raíz el folículo piloso (bulbo piloso) sigue intacto bajo la piel. Y eso cambia todo.

Muchas personas piensan que al arrancar el vello están resolviendo el problema. Pero la verdad es que el folículo piloso sigue activo, produciendo nuevo vello una y otra vez.

 

Cuando la depilación con pinzas deja de ser práctica

Al principio, la depilación con pinzas parece suficiente. Pero con el tiempo empieza a exigir más. Más frecuencia, más paciencia, más tolerancia al dolor.

Aquí aparece algo que vemos mucho en nuestras pacientes: piel enrojecida, foliculítis, vellos encarnados, crecimiento irregular.

No es mala suerte. Es el resultado de repetir la depilación con pinzas constantemente sobre el mismo folículo piloso, que responde produciendo vellos más gruesos o mal orientados.

Y ahí la rutina empieza a pesar.

 

El desgaste silencioso de la rutina

Hay un momento, en que la depilación con pinzas deja de ser un detalle y se transforma en una carga mental. Antes de salir, antes de un evento, antes de ponerse cierta ropa.

La escena se repite: espejo, luz, pinzas, pellizco. Otra vez.

Pelear todos los días con el mismo folículo piloso no solo afecta la piel, también el ánimo. Y eso es algo que pocas veces se dice, pero se siente.

 

¿Por qué el vello siempre vuelve?

Porque la depilación con pinzas no actúa sobre el origen. El bulbo piloso sigue funcionando como siempre. Mientras esté activo, el vello volverá.

Esto explica por qué muchas personas sienten que la depilación con pinzas “ya no funciona como antes”. No es que funcione peor, es que el folículo piloso se fortalece frente al estímulo repetido.

 

La depilación láser: cambiar el foco

A diferencia de la depilación con pinzas, la depilación láser trabaja directamente sobre el folículo piloso específicamente en el bulbo piloso. No persigue el vello visible, sino el lugar donde se produce.

En Clínica Cela lo explicamos así:

si no se debilita el folículo piloso, el vello siempre vuelve.

El láser actúa progresivamente. Sesión tras sesión, el folículo piloso pierde fuerza, el vello crece más lento, más fino y, en muchos casos, deja de aparecer.

 

Dejar de “sacar” para empezar a “reducir”

Este cambio de lógica es clave. La depilación con pinzas busca eliminar el vello cada vez que aparece. El láser busca que aparezca cada vez menos.

Y eso se siente en la vida diaria. Menos retoques. Menos urgencias. Menos espejo de último minuto.

Muchas personas que vienen desde años de depilación con pinzas nos dicen lo mismo:

“No pensé que se podía dejar de pensar en esto”.

 

¿Y el dolor? Comparémoslo sin exagerar

La depilación con pinzas duele. Cada tirón es directo al folículo piloso, y cuando son muchos, la piel queda sensible.

El láser puede generar una molestia breve, pero es controlada y puntual. No es diaria, no es eterna y no se repite indefinidamente sobre el mismo folículo piloso.

La diferencia está en que la depilación con pinzas no tiene fin. El láser sí.

 

El factor tiempo (y energía)

Si sumaras todo el tiempo que has dedicado a la depilación con pinzas a lo largo de los años, probablemente te sorprenderías. Minutos que se vuelven horas. Horas que se vuelven años.

Tiempo invertido en un folículo piloso que nunca deja de producir vello.

Con la depilación láser, el tiempo empieza a jugar a favor. Hay un proceso, pero no es infinito. Y cuando el folículo piloso deja de trabajar, la rutina cambia por completo.

 

¿Significa que nunca más usarás pinzas?

No necesariamente. La depilación con pinzas puede seguir siendo útil para un retoque puntual. Para una situación específica.

La diferencia es que deja de ser la base de tu rutina. Ya no dependes de ella. Ya no peleas todos los días con el mismo folículo piloso.

 

Lo que vemos en Clínica Cela

Muchas de las personas que hoy están en tratamiento con láser llegan después de años de depilación con pinzas. No porque lo hayan hecho mal, sino porque era lo que conocían.

Y casi todas coinciden en algo:

“Ojalá hubiera entendido esto antes”.

Entender cómo funciona el folículo piloso cambia la forma de ver la depilación. Deja de ser una lucha constante y se transforma en una decisión consciente.

 

Entonces, ¿cuál es la mejor opción?

La depilación con pinzas puede resolver lo inmediato. Pero si buscas una solución que aliviane tu rutina, cuide tu piel y te haga ganar tiempo, el láser marca una diferencia real.

No es solo estética. Es comodidad. Es tranquilidad. Es dejar de estar pendiente.

 

Para cerrar, desde Clínica Cela

Tu piel te acompaña todos los días. Merece un trato amable, profesional y pensado a largo plazo.

Si sientes que la depilación con pinzas ya no te representa, que tu piel está cansada y que tú también lo estás, en Clínica Cela estamos para orientarte, resolver tus dudas y acompañarte con información clara y tratamientos seguros.

Porque cuando el folículo piloso deja de ser un problema, la libertad en tu piel se nota.

Y eso, créenos, se siente muy bien.

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